El equilibrio global necesario para la producción fisiológicamente correcta de la voz, vendrá determinado por factores globales, generales, como factores: corporales, vocales, ambientales, personales y respiratorios.
La perturbación de dicho equilibrio, alterando así la mecánica de la voz es frecuente, casi en la totalidad de los casos, que sea debido a la adquisición de un mal hábito; estando esta adquisición caracterizada, en gran parte de las ocasiones, por estar compuesta de múltiples hábitos asociados a un ‘círculo vicioso perjudicial’.
Previo al conocimiento sobre las posibilidades existentes respecto a dicha perturbación, es necesario conocer la alteración vocal, a través del concepto propio de ‘disfonía’, siendo este la dificultad para llevar a cabo la fonación, la alteración en la calidad de la voz. Sin embargo, la definición propia que conforma este concepto es dinámica, modificándose pues, conforme los avances, principalmente en tecnología, permiten desarrollar estudios más exhaustivos.
Así, de la misma manera que la citada definición, la clasificación de las presentes alteraciones presenta un carácter dinámico, pero como punto de partida común, añadiendo la afirmación de Lou y Bustos Sánchez (2013): “se establece una diferenciación entre las alteraciones de la voz sin presencia de lesión y aquellas en las que irrumpe una lesión cordal frecuentemente ligada a una alteración previa de los mecanismos que intervienen en la emisión vocal” (p.149).
De esta forma, se considera que la disfonía funcional, como añaden Van Mersbergen, M., Patrick, C. y Glaze, L. (2008): “es un trastorno de la voz en ausencia de alteración anatómica, de la mucosa, y neurológicas periféricas (Roy, 2003; Sama, Precio, Kelly, & Wilson, 2001). Se manifiesta como una alteración del comportamiento de la producción normal de voz y a menudo se asocia con un aumento innecesario de la tensión muscular durante la fonación (Kaufman & Blalock, 1982; Morrison & Rammage, 1993; Roy, 2003; Sama et al, 2001)” (p.1).
Concretamente, como añade Bonet (1997): “cuando el trastorno de la voz no se corresponde con la lesión visible por laringoscopia” (p. 181) se entiende como disfonía funcional; a su vez, como afirma por su parte Tulon i Arfelis (2006) es: “aquella que aparece como resultado de un maltrato vocal” (p. 53). Complementándose todas ellas con la aportación de Cobeta y cols. (2013): “consiste en la mala utilización de los recursos vocales” (p. 323). Asimismo, a través de pruebas objetivas como VLE (visión laringoestrobocópica) se pueden apreciar, como complementan Lou y Bustos Sánchez (2013): “unas cuerdas vocales de aspecto normal, aunque pueden presentarse dos tipologías de mecanismo de cierre de las cuerdas vocales por exceso o por defecto: hiperfunción o hipofunción” (p. 151).
Puntualizando, las disfonías funcionales caracterizadas por hiperfunción reciben el nombre de hiperquinéticas, se corresponden con la disfunción vocal por esfuerzo, presentándose mediante una exigencia superior a las posibilidades que presenta la voz (Tulon i Arfelis, 2006).
La hiperfunción es un término que, como apuntan Stepp, C.E.; Merchant, Gabrielle R., Heaton, J.T., y Hillman, R.E. (2011): “ha sido definido como “condiciones de abuso y/o mal uso del mecanismo vocal debido a la excesiva y/o fuerzas musculares desequilibradas" (Hillman , Holmberg , Perkell , Walsh , y Vaughan , 1989 , p. 373) , que se caracteriza por la la tensión excesiva laríngea y perilaríngea (por ejemplo , Aronson , 1980 ; Dworkin , Meleca , y Abkarian , 2000 ; Koufman y Blalock , 1991 ; Morrison , Rammage , Belisle , Pullan , & Nichol, 1983; Roy, 2008), es un causa común tanto de trastorno como de síntoma del trastorno. La hiperfunción vocal puede conducir a cambios orgánicos en la superficie de la cuerda vocal, como los nódulos de las cuerdas vocales.” (p. 1)
Siendo además imprescindible conocer que, independientemente respecto a la exactitud de la definición, todas, como afirma Casanova (2013): “las alteraciones de la voz presentan dos vertientes importantes: una objetivable -los cambios de altura, intensidad y timbre de una voz, los cambios en la morfología y el funcionamiento de las cuerdas vocales- y otra, muy importante para el clínico, la sensación subjetiva por parte del paciente de que su voz es ineficaz para la comunicación cotidiana” (p.67), la aportación del paciente respecto a su propia voz es indispensable en el conjunto de aspectos de la rehabilitación para la correcta automatización del programa de higiene, además de ser una forma de autofeedback.
Bonet, M (2007) Fisiología del canto. Medicina del cant, 38-69. Recuperado el 9 de marzo de 2015 de www.medicinadelcant.com
Cobeta, I., Núñez, F. y Fernández, S. (2013) Patología de la voz. Barcelona: Marge Books Stepp, Cara E.; Merchant, Gabrielle R.; Heaton, James T.; Hillman, Robert E. (2011) Effects of Voice Therapy on Relative Fundamental Frequency during Voicing Offset and Onset in Patients with Vocal Hyperfunction. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, vol. 54, nº5, p.1260-1266
Lou, A. y Bustos Sánchez, I. (2013) Intervención logopédica en disfonías. En: Bustos
Sánchez. Intervención en trastornos de la voz (p. 147-192). Barcelona: editorial Paidotribo.
Tulon i Arfelis, C. (2006). La voz. Técnica vocal para la rehabilitación de la voz en las disfonías funcionales. Badalona: Editorial Paidotribo
Van Mersbergen, M., Patrick, C., & Glaze L. (2008) Functional Dysphonia During Mental Imagery: Testing the Trait Theory of Voice Disorders. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, vol 51, 1405-1423.